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lunes, 27 de septiembre de 2010

La cooperación social y el huracán


El fin de semana pasado un huracán azotó las costas de Veracruz. Aunque la fuerza de los vientos del huracán en sí no fue tan devastadora, la cantidad de precipitación de agua que arrojó el huracán produjo que se desbordarán varios ríos en tierras Veracruzanas (e incluso en otros Estados). Este fenómeno dio lugar a que varias poblaciones quedaran inundadas por el desbordamiento de los ríos. La mayoría de las pertenencias que se encontraban en las casas de dichas poblaciones quedaron inservibles, y muchas familias perdieron desde su ropa, hasta los aparatos electrodomésticos, pasando por colchones, sillas, mesas, utensilios, etc. etc. etc…


El altruismo

Una vez que terminó de pasar el fenómeno gran cantidad de gente decidió ayudar a las comunidades en desgracia, principalmente mediante el envió de ayuda material que incluía alimento, ropa, y agua, entre otras cosas. Sin embargo para mí fue más gratificante ver la ayuda que varios voluntarios dan, la cual consiste en dedicar su tiempo. Fue una muy agradable sorpresa ver a gente que acudió a esas comunidades llevando utensilios de limpieza y poniéndose en persona a lavar, tallar, barrer y dejar habitable nuevamente las casas de los damnificados.

¿Pero cómo explicar esa conducta? ¿Por qué utilizar el tiempo de tu descanso en ir a “trabajar” para ayudar a una comunidad de gente que ni conoces? Existen varias teorías que intentan explicar este tipo de conducta. Por ejemplo, la teoría de la selección familiar o de parentesco se refiere a estrategias aparentes en la evolución que favorecen el éxito reproductivo de los parientes de un organismo, aun a costa de su propia reproducción o supervivencia. El ejemplo clásico de este tipo de conductas es el de una colonia de insectos en la cual hembras estériles se ponen a trabajar para asistir a su madre en la producción de más descendientes. Sin embargo en el caso que nos atañe muchos voluntarios no tenían familiares en las comunidades afectadas, por lo que sería difícil ajustar la teoría del parentesco a este tipo de conductas.

La reciprocidad

Otra teoría más adecuada podría ser la teoría de la reciprocidad. En términos de biología evolutiva la reciprocidad se refiere a los mecanismos por los cuales se favorece la cooperación –la conducta altruista- por la probabilidad de interacciones mutuas en el futuro. Se han postulado al menos dos tipos de reciprocidad. En la reciprocidad directa, sí existiera la probabilidad de que los encuentros entre dos individuos ocurran con frecuencia, entonces se favorece evolutivamente la adopción de una estrategia de cooperación mutua aun y cuando en el corto plazo alguno de ellos ganara mas si no coopera. Es decir, uno podría “ganar más” a corto plazo quedándose en su casa el fin de semana y no ir a ayudar a las poblaciones en desgracia. Sin embargo a largo plazo se conseguiría un mayor beneficio para ambos (el ayudador y el ayudado) si se va a ayudar a los afectados. En la reciprocidad indirecta se postula una serie de encuentros aleatorios entre los miembros de la población, por lo cual pudiera ser que dos individuos pudieran no volverse a encontrar. Si uno de ellos actúa como donante y el otro como receptor, el donante puede decidir no cooperar. Sin embargo un grupo de la población pudiera observar esta interacción e informar al resto de la población, por lo que en este caso la reputación es la que permite la evolución de la cooperación en la reciprocidad indirecta. Por ejemplo se ha demostrado que la gente que es más ayudadora es más susceptible de recibir ayuda.

Ahora bien, en el caso de la reciprocidad indirecta se pueden dar diferentes casos, como la reciprocidad en la que un acto de altruismo causa que el individuo que recibió la ayuda sea quién la proporcione posteriormente a un tercer individuo, fenómeno al que se le conoce como reciprocidad cuesta arriba. Por otro lado pudiera ser que quien ejecuta un acto de altruismo sea a su vez quien reciba ayuda posteriormente por un tercer individuo, a lo que se le conoce como reciprocidad cuesta abajo.

Ahora que, en realidad, estas disertaciones científicas tienen poco que ver con la sensación de la vivencia personal de ir a ayudar. Si, tal vez uno pudiera pensar que está actuando meramente como consecuencia de un mecanismo evolutivo, pero a fin de cuentas es igual que cuando nos comemos un delicioso pastel de chocolate acompañado de un café capuchino, el hecho de saber la fisiología de los sentidos del gusto y del olfato no quita que puedas deleitarte con ellos!.

Bueno, pues como este blog es de neurociencias cognoscitivas, no me queda más que decir que no se pierdan en la próxima edición las bases neuronales de la cooperación social.

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