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lunes, 6 de septiembre de 2010

La ceguera nuestra de cada día parte 2. O de porqué la realidad no es como nuestra conciencia nos la pinta.

En la primera parte de este tema te mostré una serie de experimentos en los que podemos perder la percepción de estímulos que entran a una escena dinámica. Claro que uno podría decir que la carga de información que uno tiene que manejar al procesar una escena llena de estímulos que se están moviendo es muchísima, y entonces como nos saturamos de información, pues podemos tener una representación falsa de lo que está ocurriendo.

La ceguera al cambio

Bueno, pues siguiendo en esta segunda parte, ahora te voy a mostrar otros experimentos en los que las escenas no son dinámicas, sino estáticas. Es decir, te voy a mostrar el fenómeno que Ronald A. Rensink de la Univeristy of British Columbia en Canadá llamó “Change Blindness” o lo que se diría en español: “Ceguera al Cambio”. Aquí te pongo un ejemplo:



¿Cómo lo descubrieron?

En los estudios iniciales con los que descubrieron el fenómeno, George McConkie y Christopher Currie de la University of Illiniois, le pedían a sujetos que vieran imágenes, por ejemplo de una casa, mientras median los movimientos oculares de los voluntarios. Utilizando un sistema computarizado comenzaron a hacer cambios específicos en las imágenes mientras los sujetos hacían movimientos sacádicos (los movimientos sacádicos son movimientos de los ojos que duran milisegundos). Un ejemplo de un cambio podría ocurrir cuando el sujeto comenzaba a cambiar la mirada de la puerta a la ventana. En ese momento la computadora cambiaba rápidamente la imagen de la ventana abierta a cerrada. Estos investigadores notaron que muchísimas veces las gentes no se daban cuenta del cambio, aunque los sujetos reportaban que habían visto todo.

¿Que tan específica es?

Más tarde Rensink demostró que esta “ceguera al cambio” no se daba por algún mecanismo relacionado necesariamente al movimiento sacádico, ya que simplemente el poner una interrupción entre las dos imágenes reproducía el fenómeno. Incluso añadir estímulos como manchones intermitentes es suficiente para producir una vez más el fenómeno. Entonces, ¿Qué tan rica es nuestra percepción visual? Cuando vemos algo nos sorprendemos de la riqueza de la imagen y de nuestra capacidad para asimilarla, sin embargo, ¿Cómo es posible que no podamos notar cambios tan contundentes?. Ahora, si tu eres como yo, ya podrás darle a leer este blog a tu pareja la próxima vez que no te des cuenta de que se corto el pelo, o cambió de peinado!



Bueno, pues con esto cubro ya dos aspectos de la ceguera nuestra de cada día, en el próximo blog escribiré sobre el más reciente descubrimiento que nos hace dudar aún mas de nuestra conciencia visual ( o al menos de cómo es que pensamos que esta se construye).

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