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lunes, 29 de julio de 2013

Dime quién te agrada y te diré qué te gusta, o de cómo nuestras preferencias varían por la opinión de los otros

En el último seminario del laboratorio revisamos un artículo bien interesante sobre como la experiencia va formando nuestras preferencias. Entonces decidí invitar a Azalea Reyes Aguilar, estudiante del Doctorado, a escribir la siguiente pieza que amablemente nos comparte:  

Imaginemos las siguientes situaciones. Vas de compras con tu mejor amigo  a quien quieres mucho y te parece muy agradable y que además estudia diseño. En eso ven una playera azul que a ti te parece horrible, pero el te recomienda comprarla porque es lo que está de moda y te explica que el diseño es de alta calidad.

En otra tienda, ves una playera de color negro que te gusta mucho, piensas comprarla, pero en esa misma tienda te encuentras con un conocido de la escuela que te molesta siempre porque suele burlarse de ti y una vez agredió a tu mejor amiga. Y este conocido, quien tanto te molesta, compra exactamente la misma playera que tú querías comprar.



La cuestión es, ¿tu actitud hacia esas playeras, o hacia tu amigo o  hacia el tipo molesto, cambiarán después de esas experiencias?

Para investigar cómo nuestras preferencias son influenciadas por los otros, la teoría del balance cognitivo explica que el balance depende de una relación tríadica;

1.      tú actitud hacia la otra persona
2.      tú actitud hacia un objeto
3.      la actitud de la otra persona hacia el mismo objeto

El balance cognitivo requiere que las tres relaciones sean positivas (i.e. que tu actitud hacia la otra persona y hacia el objeto sean de agrado y la actitud de la otra persona a objeto también sea de agrado) o dos negativas y una positiva (i.e. que tu actitud hacia la otra persona y hacia el objeto sean negativas y la actitud de la otra persona al objeto, sea positiva, o bien, que tu actitud hacia la otra persona sea positiva y la actitud tuya y de la otra persona hacia el objeto sean negativas). Cualquier otro caso provocará desbalance cognitivo.

En un estudio de Izuma y Adolphs publicado en mayo (2013) en la revista Neuron, los autores registraron la actividad neuronal con resonancia magnética funcional de 18 estudiantes universitarios voluntarios mientras evaluaban que tanto les agradaban unas  playeras y que tanto les agradaban esas mismas playeras tanto a otro grupo de estudiantes universitarios, como a un grupo de criminales sexuales que estaban en la cárcel. Finalmente, después de observar como esos dos grupos evaluaban las playeras, los investigadores pidieron a los voluntarios realizar una segunda evaluación de las mismas playeras.



En este experimento se consideró que había un desbalance cognitivo cuando los gustos de los voluntarios eran diferentes a los de los otros estudiantes o iguales a los de los criminales. De acuerdo a la teoría normalmente tendemos a reducir dicho desbalance.

Bueno, pues en efecto los investigadores encontraron que después de ver los videos de los otros universitarios y los delincuentes, los participantes ajustaban su evaluación de acuerdo a las preferencias de los estudiantes y de los criminales.

Para las playeras que inicialmente les habían gustado, si no les gustaban a los otros estudiantes, o bien si les habían gustado a los criminales, entonces ahora los voluntarios reducían sus preferencias por estas playeras.  
Por otro lado, para las playeras que no les habían gustado originalmente, si los otros estudiantes decían que sí les habían gustado mucho, o bien, si los criminales decían que no les habían gustado, entonces los participantes aumentaban su agrado hacia esas playeras en la segunda evaluación.

En otras palabras, en ambos casos los participantes ajustaban sus preferencias para que fueran similares a las de los otros estudiantes y diferentes a las de los criminales. En situaciones de desbalance cognitivo aumentaba la motivación para realizar cambios en la preferencias, de hecho el grado de desbalance predice la preferencia al cambio, es decir, entre más alejada sea nuestra preferencia de la preferencia de nuestro amigos y entre más cercana este nuestra preferencia de la de los criminales, más es el desbalance cognitivo y mayor la motivación para modificar la preferencia en la siguiente evaluación para parecernos más a la gente que nos agrada y distinguirnos de la gente que nos desagrada.

Incluso estos ajustes persisten hasta (4) meses después, pues los participantes mantienen sus preferencias con los ajustes que restablecen el balance cognitivo, a pesar de que no recordaban explícitamente las preferencia de los estudiantes y de los criminales.

Cuáles son los mecanismos neuronales asociados a los cambios de preferencia de acuerdo a la opinión de los demás?

Bueno, pues los investigadores no solo mapearon los cambios del balance cognitivo, sino que además mapearon las zonas cerebrales y posibles procesos involucrados en esta tarea.



La corteza prefrontal dorsomedial se activa de acuerdo a la relación tríadica entre el participante (1ra persona), el otro (3ra persona) y el objeto, lo que indica que esta estructura neuronal es un correlato neurobiológico del desbalance cognitivo. La corteza prefrontal codifica la diferencia entre nuestras propias preferencias y la preferencias de los demás, pero esto también depende de nuestra actitud hacia los demás, si de este análisis resulta un desbalance cognitivo se sigue una motivación a ajustar nuestra preferencia y restaurar el balance cognitivo.

En otros estudios, esta región cerebral se ha asociado con el procesamiento de situaciones aversivas y situaciones de conflicto, entre otras. Entonces, el desbalance cognitivo se podría interpretar como un conflicto [activación simultánea de representaciones de respuestas incompatibles] o como una aversión [como resultado de un feedback negativo]? Para contestar esta pregunta, los investigadores de este estudio también realizaron dos tareas: una para mapear la actividad neural ante el conflicto [Multi-Source Interference Task] y otra tarea para registrar la actividad neuronal asociada a la aversión [Monetary Incentive Delay Task]. Los resultados muestran que la aversión (feedback negativo) activa parte de la región de la corteza prefrontal dorsomedial que se traslapa con la activación ante el desbalance cognitivo, es decir, la actividad de la región posterior de la corteza prefrontal dorsomedial se activa ante el desbalance cognitivo y ante la aversión pero no ante el conflicto, por lo que el desbalance cognitivo podría ser un tipo de aversión que motiva a ajustar nuestras preferencias para restablecer el balance o equilibrio cognitivo.



Entonces, cuando nuestros gustos se asemejan a los de nuestros amigos y se distinguen de nuestros enemigos, estamos en balance cognitivo que se asocia con la actividad neuronal de circuitos asociados al procesamiento de la recompensa o placer (estriado ventral); nos agrada parecernos a las personas que nos agradan y no-parecernos a los que no nos agradan. Por otro lado, cuando nuestros gustos son diferentes a los de las personas que nos agradan y semejantes a las personas que nos desagradan, se genera un desbalance que se asocia con una sensación de aversión que motiva a ajustar nuestros gustos y restablecer el balance cognitivo, cuyo sustrato neurobiológico incluye la activación de la corteza prefrontal dorsomedial.


1 comentario:

  1. Me gusto el artículo que citaste, y me parece sumamente importante comenzar a realizar diseños más bien ecológicos que experimentos reduccionistas.
    Por otro lado, la interacción social modifica de forma bastante relevante las redes neurales y esto parece ser adaptativo.
    Catmur, Walsh y Heyes, en la revista current biology (2007) proponen una relación entre el sistema motor, el sistema espejo y la interacción social.
    El paper es poco convincente, pero la relación entre el sistema motor y la interacción social es un campo interesante.
    Saludos!

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