Una de las películas más
memorables del año pasado fue Whiplash, dirigida por Damien Chazelle, y que
contó con la formidable actuación de J.K. Simmons como el maestro Fletcher. En
dicha obra se nos muestra cómo el instructor de música pretende lograr la
perfección del alumno utilizando una severa dosis de castigo combinada con breves
momentos de recompensa. Bueno, pues en el número de Abril de este año de Nature
Neuroscience Joseph Galea, Elizabeth Mallia, John Rothwell y Jörn Diedrichsen,
de las Universidades de Birminghan y del University College London de
Inglaterra, publicaron el artículo titulado: The dissociable effects of
punishment and reward on motor learning. En este artículo los autores evalúan
experimentalmente el efecto de aplicar recompensas o castigos durante una tarea
de aprendizaje motor.
¿Se abofetearon a los
participantes, o qué demonios hicieron?
A diferencia de Fletcher
que cacheteaba o humillaba a sus estudiantes, este grupo de investigación les
daba 10 libras esterlinas a cada participante al principio de cada sesión, pero
les advertían que durante los ensayos de castigo podrían perder dinero,
mientras que en los de recompensa podrían ganar aún más. Finalmente, aunque los
participantes no lo sabían, como todo, el experimento estaba balanceado, los
sujetos salían aproximadamente con sus mismas 10 libras iniciales.
El experimento fue muy
sencillo, los participantes solo tenían que mover una palanca que controlaba un
cursor en una computadora, de tal manera que el cursor se moviera de un punto a
otro en una pantalla. Sin que los participantes supieran, los investigadores
introducían una perturbación en el movimiento del cursor, y entonces los
sujetos tenían que aprender a compensar por dicha perturbación. El punto es que
en algunos ensayos los participantes eran castigados dependiendo del error al
llevar el cursor al punto final, y en otros eran recompensados por qué tan
cercanos quedaban del punto final.
¿Y que encontraron?
Bueno, pues lo que
encontraron estos investigadores fue que el castigo aceleraba el aprendizaje,
es decir los sujetos aprendían a compensar la perturbación más rápidamente
cuando eran castigados. En contraste, la recompensa no aceleró el aprendizaje,
sino que al parecer los sujetos retuvieron mejor lo que habían aprendido una
vez que se retiraba la perturbación, es decir una vez que aprendían algo
motivados por la recompensa, ese aprendizaje era más difícil de extinguir.
Estos resultados son bien interesantes, porque sugieren la interacción de dos
mecanismos cerebrales independientes que tienen efectos diferenciales en la
plasticidad del aprendizaje motor.
“People, they love blood. They
love action. Not this talky, depressing, philosophical bullshit”.
Ok, si tomamos el
consejo “Inarritú” (como lo pronunciaron en los Oscares...) que va más allá del interés científico, entonces
deberíamos de analizar el lado práctico: Tal vez la técnica de Fletcher si era
la adecuada. Déjenme evaluar a mis estudiantes a ver qué tal nos va… solo
espero que el Consejo Universitario haya visto
la última escena de Whiplash para que aprecie mi nuevo método de enseñanza….
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