Hace algunos meses el mundo del espectáculo resonó con la noticia de que Angelina Jolie, la famosa actriz y esposa de Brad Pitt, se realizó una doble mastectomía. La razón de su decisión no radicó en que la actriz estuviera insatisfecha con su figura, sino con el hecho de que es portadora de una mutación genética en el gen BRCA1 que resulta en un altísimo riesgo de desarrollar cáncer de seno. Resultado de esto, ella decidió acabar con el problema de tajo, literalmente.
Sin embargo esta aproximación preventiva no es aplicable a la mayoría de las enfermedades. Especialmente a la que nos atañe en esta ocasión. A principios del siglo XX Alois Alzheimer describió una paciente de 51 años con demencia que se caracterizaba principalmente por su pérdida de memoria. La caracterización de esta paciente pasaría a la historia como la primera persona diagnosticada con lo que ahora se conoce como la enfermedad de Alzheimer.
Más de un siglo ha pasado desde los hallazgos de Alzheimer y aun no tenemos una cura para la temida enfermedad. Vamos, el diagnóstico de esta enfermedad sigue siendo mucho más complicado que el de la mayoría de las enfermedades.
¿Cuál es la noticia?
Bueno, pues en el último número de Nature Medicine, Mark Mapstone de la Universidad de Rochester, y 16 investigadores más liderados por Howard J Federoff de la Universidad de Georgetown, publicaron un estudio titulado: Plasma phospholipids identify antecedent memory impairments in older adults. Lo cual se podría traducir como “Fosfolipidos del plasma identifican deterioros de la memoria previos en adultos mayores” (debo de confesar que no estoy satisfecho con mi traducción, pero tampoco estoy satisfecho con el título original del artículo!). Bueno, pues básicamente lo que quieren decir estos autores es que identificaron un grupo de fosfolípidos en sangre que pueden predecir si te va a dar Alzheimer. Esto pudiera ser un hallazgo formidable, y como tal fue ampliamente reportado en todos los outlets de noticias prácticamente de todo el mundo. Sin embargo en esta ocasión me voy a permitir ahorrarme el entusiasmo y desafortunadamente voy a ponerme en la posición del abogado del diablo. A continuación me permitiré esgrimir los argumentos de ambos bandos.
¿Por qué lo publicaron en Nature Medicine?
Más allá del significado del grupo de fosfolípidos que estos investigadores encontraron, la importancia de este hallazgo radica en que sería el primer diagnóstico hecho con base en una muestra de sangre. Actualmente las principales herramientas para diagnosticar el Alzheimer son las pruebas cognitivas, destacando la pérdida de la memoria, seguida de mediciones biológicas que pueden incluir imagenología cerebral para descartar otras causas del deterioro mental (como infartos múltiples al cerebro u otro tipo de neurodegeneración), o la medición de marcadores en el líquido cefaloraquídeo. Sin embargo, estas mediciones biológicas no son solo muy costosas o invasivas, sino que tampoco son muy certeras, por lo que en realidad son poco prácticas para el diagnóstico. Los resultados de las pruebas cognitivas, que son claves para el diagnóstico, son evidentes una vez que la enfermedad ya se encuentra asentada, por lo que se dan una vez que la principal ventana de oportunidad terapéutica ha pasado, es decir cuando ya hay daño en la estructura cerebral que, a la fecha, es irreversible.
Bueno pues, estos autores demostraron que la detección de un grupo de 10 lípidos obtenidos de sangre pueden predecir la conversión de sano a Alzheimer o deterioro cognitivo leve (que es la antesala del Alzheimer) en un rango de 2 a 3 años con un 90 % de precisión. Y esto es lo que salió en las noticias.
Ahora a echar a perder el arroz…
¿Qué quiere decir que la presencia de estos 10 lípidos detecte el Alzheimer con un 90 % de precisión? Quiere decir que de cada 100 casos, va a detectar 9 y va a dejar pasar 1. Eso suena muy bien, ¿verdad? Claro, excepto por el cuate al que le hicieron la prueba de sangre y le dijeron que no iba a desarrollar el Alzheimer, y finalmente si lo desarrolló. Bueno, pero uno puede pensar que total, a otros 9 si les resultó.
Pues bien, ahora el verdadero lado obscuro: el hecho de que haya 90% de precisión también quiere decir que de 100 va a haber 10 casos a los que les digan que van a desarrollar el Alzheimer, pero en realidad no lo van a desarrollar!. Es decir 10 de esos 100 sujetos van a vivir los próximos años con el diagnóstico equivocado de que van a desarrollar Alzheimer! Todavía es más desalentador el hecho de que la balanza está en contra de las falsas alarmas (casos reportados como futuros Alzheimer que en realidad no lo son). Supongamos que en una población de 1000 habitantes 10 de ellos van a desarrollar Alzheimer en los próximos 3 años, por lo que 990 no lo van a desarrollar. De esos 10, la prueba de los fosfolípidos detecta a 9 de ellos y se le escapa 1. Ahora usando la misma prueba, de los 1000 habitantes 10% van a salir como positivos pero en realidad no van a desarrollar el Alzheimer. Es decir 100 habitantes (el 10%) van a salir como positivos y en realidad NO van a desarrollar el Alzheimer en los próximos tres año!!!
Es decir el hecho de que esta prueba tenga un 90% de precisión finalmente quiere decir que si sales positivo para Alzheimer, en realidad solo tienes el 8% de probabilidad de que el resultado de la prueba sea correcto y desarrolles el Alzheimer en los próximos tres años.
Como ves, y tu… ¿te harías la prueba?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario