Ahora que se aproxima la celebración del dia de muertos en nuestros rumbos y la de halloween en nuestros vecinos del norte, también es la época donde suelen estrenarse películas de terror. Debo de reconocer que soy fan de ese genero, ya que desde pequeño nos poníamos a ver en la tele la famosa Hora Macabra. A diferencia de esa época, ahora hay muchos tipos de terror, desde el asesino que planea sus terribles actos sanguinarios con absoluta precisión, hasta los sucesos paranormales capturados en vídeo por cámaras de vigilancia, pasando por las películas de zombies, que para mi son las mas divertidas.
El punto es que no deja de ser interesante que consumamos ese tipo de información. Desde el punto de vista científico se podría decir que pagamos para estimular nuestro sistema involucrado en el procesamiento del miedo, cuya estructura central es un grupo de neuronas conocido como la amígdala (que no son las amígdalas que en mis tiempos eran comúnmente extirpadas ante la mas mínima gripa!). Esta estructura es tan importante en este sistema que un grupo de investigadores se dieron a la tarea de investigar que pasaría si se nos dañara esta estructura. Justin Feinstein, Ralph Adolphs, Antonio Damasio y Daniel Tranel de la Universidad de Iowa, del Instituto Tecnológico de California y de la Universidad del Sur de California, publicaron en Current Biology en enero de este año el artículo titulado “The human amygdala and the induction and experience of fear”, que es algo como “La amigdala humana y la inducción y experiencia del miedo”.
¿Que hicieron?
En este artículo los autores investigaron a una paciente, a la que identifican como “SM” que tiene una lesión bilateral en la amígdala. Básicamente los autores expusieron a SM a diferentes situaciones que provocarían miedo en la mayoría de la población. Por ejemplo la expusieron a serpientes y arañas vivas, la llevaron a un tour por una casa embrujada, e incluso la pusieron a ver películas de terror. Sin embargo, al parecer SM nunca reportó miedo. Aunque uno podría decir que tal vez no reportó miedo porque podría ser que los estímulos no fueran lo suficientemente tenebrosos (como por ejemplo el tour de la casa encantada pudiera haber sido el equivalente al de una feria de pueblo), ella también reportó ausencia de miedo en situaciones de su vida privada que incluían por ejemplo un asalto a mano armada.
¿Ha que conclusión llegaron?
Esto les sugirió a los autores que al parecer, esta mujer no sentía miedo, pero, ¿podría ser que no tuviera ninguna emoción?. Al parecer este no era el caso, ya que ella si reportó una amplia gama de emociones ante diferentes estímulos, como alegría o tristeza al ver películas relacionadas a esos temas.
Bueno, pues esto parece confirmar una larga historia de investigaciones relacionadas al estudio de los mecanismos neuronales involucrados en generar un estado de miedo que colocan a la amígdala en un punto central. Ahora ya nos debe de quedar claro que cuando vamos al cine a ver una buena película de terror, realmente estamos pagando para estimular esa amígdala. Claro que para como están las cosas ya solo basta con poner las noticias en la noche para tener una buena recarga emocional en ese pequeño núcleo neuronal. Ahora tendríamos que investigar cuanto tarda en habituarse, porque desafortunadamente poco a poco vamos necesitando mas violencia para que nos funcione esa amígdala. Pero en fin, mejor me voy poniendo las vendas y el ojo postizo, no vaya a ser que mi disfraz quede tan chafa que en vez de dulces me suelten unos plomazos, y la verdad, prefiero no salir en las noticias...
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