Hace un par de años se publicó un estudio donde se evaluaba si las mujeres y los hombres respondían de forma diferente a ambientes con densidades poblacionales muy altas. Es decir si el vivir muy amontonados daba lugar a respuestas diferentes entre los hombres y las mujeres. La Dra Wendy Regoeczy de la Universidad del Estado de Cleveland reportó que en efecto, al parecer en general las mujeres tienden más a deprimirse, mientras que los hombres tienden más a retraerse, y según esta autora, no hay evidencias de que los hombres se vuelvan más agresivos, aunque si describe que existen algunos individuos que se vuelven más agresivos y retraídos (Journal of Health and Social Behavior, 2008).
Bueno, pues en realidad este estudio se enfocaba al efecto de vivir en ciudades con densidad poblacional muy alta, y no necesariamente a situaciones como a la que se enfrentaron los ahora famosos mineros de Chile, donde sí que había una densidad alta, pero más bien por estar atrapados en un espacio muy reducido dentro de una mina.
Diferencias de genero.
Pero, ¿qué hubiera pasado si los mineros hubieran sido mujeres en lugar de hombres?, bueno, difícil de imaginar!, pero lo que se ha observado es que las mujeres responden diferente a los hombres en situaciones de estrés. En un estudio publicado en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, J.J. Wang y sus colaboradores, de la University of Pennsylvania School of Medicine, encontraron que una simple tarea que implicaba contar números para atrás producía respuestas de estrés que eran diferentes en hombres y mujeres. Mientras que en los hombres se favorecían respuestas típicas de “pelea o escape” en las mujeres se producían respuestas más sociales que tienden a inducir la cohesión del grupo. ¿Por qué sugieren esto? Pues porque en los hombres encontraron una mayor correlación de la liberación de cortisol (que es una medida de estrés) con la activación de la corteza prefrontal obtenida con resonancia magnética funcional, mientras que en las mujeres la activación se evidenció más bien el sistema límbico, el cual está más asociado con las emociones. Esta diferencia entre hombres y mujeres ha sido encontrada en diferentes estudios, por ejemplo, Shelley E. Taylor de la Universidad de California, reportó en Psychological Review, en el 2000, que bajo situaciones de estrés las mujeres liberan oxitocina, lo cual fomenta las conductas relacionadas al cuidado de los niños, y la disposición a estrechar lazos amistosos con otras mujeres, conductas que tienden a su vez a reducir el estrés.
Y hablando de emociones, la emoción inicial del público que quedó cautivo con esta historia de los mineros fue de alegría, sin embargo, seguramente una vez que se enfríe dicha emoción saldrán otros aspectos que pudieran ser dignos de estudiarse bajo la lupa de las ciencias sociales y que permitan entender la dinámica que ocurrió no solo entre estos mineros atrapados durante tantos días, sino la de sus amigos y familiares, y la de millones de gentes que siguieron el suceso por televisión.
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