En la entrega de la semana anterior hablé sobre el altruismo con la finalidad de intentar explicar el porqué había gente que iba libremente a ayudar a las comunidades afectadas por el huracán. Uno de los comentarios que recibí fue que estaba olvidando monumentalmente otro aspecto que podía ayudarnos a entender dicha generosidad, y que consistía en la empatía. En realidad no me costó nada de trabajo aceptar que la empatía con nuestros compatriotas afectados pudiera ser un factor que nos conminaba a ayudarlos. Pero, ¿Qué es la empatía? Uno podría decir basicamente que la empatía es ponerse en los zapatos de otros. De acuerdo a Frans de Waal, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Emory, (Putting the Altruism Back into Altruism: The Evolution of Empathy, Annual Review of Psychology, 2008) la empatía es: la capacidad de a) compartir y ser afectado por el estado emocional de otro, b) evaluar las razones del estado del otro, y c) identificarse con el otro, adoptando su perspectiva.
¿Como funciona la empatía?
De acuerdo a de Waal la empatía tiene dos lados, uno es el cognoscitivo, por medio del cual uno adopta los puntos de vista del otro al imaginarse uno mismo en el lugar de la otra persona, y recordando nuestras propias experiencias para darle significado a las del otro. Y el otro lado es la conexión emocional, la cual explicaría como se desarrolla la empatía, como cuando un bebé es afectado por el humor de la gente que está a su alrededor, o como algunos animales que se transmiten estados emocionales unos a otros y son capaces de responder adecuadamente a los mismos. Es por esto que no es suficiente que uno pueda ver la perspectiva del otro, sino que además tiene que haber una conexión emocional, de lo contrario no se puede llamar empatía.
Un ejemplo bien interesante de de Waal es el fenómeno de la conducta de consolación, la cual se define como el proveer contactos corporales de apoyo a otros individuos en desgracia. Supongo que la mayoría hemos visto como algún tercero llega con un individuo que recién acaba de perder, y lo consuela dándole palmadas en la espalda y los hombros. Pues de Waal ha observado esta conducta en chimpancés, pero no en monos, sugiriendo los chimpancés pudieran ser capaces de captar la perspectiva de sus congéneres, mostrando rasgos importantes de empatía.
En la foto se puede ver a un chimpancé juvenil consolando a otro chimpancé que recien había sido derrotado en un alteracado con otro de sus pares. Foto de Frans de Waal.
Bueno, pues una vez aclarado este importante aspecto, ahora si prometo en la próxima entrega escribir sobre las bases neuronales de estos procesos tan importantes que nuestro cerebro lleva al cabo.
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