Generalmente uno piensa que siempre está en control de la realidad. Por ejemplo, cuando estamos manejando un automóvil, se supone que estamos super atentos al camino y todo lo que pasa en él para no tener accidentes. Sin embargo nunca falta el “!y de dónde demonios salió ese tipo!” cuando un condenado bicicletero, o incluso alguien en una moto nos sorprende de repente apareciendo de la nada. Bueno, pues hace algunos años comenzaron a aparecer evidencias experimentales dirigidas a explorar lo que ahora se conoce como “inattentional blindness”, algo así como la ceguera inatencional. El ejemplo más popular de ese fenómeno es el del gorila, publicado en Perception, en 1999 por Daniel J Simons y Christopher F Chabris de la Universidad de Harvard. En un video que ahora se convertido en un video viral (no porque tenga virus, sino porque mucha gente lo manda por email) se ve a dos equipos de básquet, uno con uniforme blanco y el otro con uniforme negro, que comienzan a lanzarse pases, cada uno con su pelota propia. Al espectador se le pide que cuente el número de pases que da el equipo blanco. Entonces la acción comienza y ambos equipos comienzan a lanzarse pases. Esto podría parecer fácil, claro aunque hay que tomar en cuenta que el equipo del uniforme negro también esta pasándose la pelota mientras se mezclan entre el equipo blanco. Para no arruinarte el fenómeno te pongo aquí un link para que veas de qué estamos hablando. Termina de ver el video y seguimos abajo con la discusión
Sorprendente, ¿no?, honestamente la primera vez que vi este video quede muy satisfecho de haber logrado contar correctamente el número de pases, pero cuando se me preguntó si había visto el “fenómeno”, me quedé boquiabierto. La versión que te puse es para demostrar que incluso gente que ya había visto el video original, podía volver a experimentar la ceguera inatencional con otro set de estímulos. Simons y Chabris nos hacen notar en su artículo original que esté fenómeno ha sido conocido desde tiempo atrás. Ellos abren la introducción de su artículo con palabras de Rezsö Bálint (si, el mismo que describió el ahora conocido como “Sindrome de Bálint”) que dicen “Es un fenómeno bien conocido que nosotros no notamos nada de lo que pasa en nuestro entorno cuando estamos absorbidos en la inspección de algo; el enfocar nuestra atención en algún objeto puede abstraernos tanto que no podemos percibir otros objetos puestos en las partes periféricas de nuestro sistema visual, aunque los rayos de luz que emitan arriben completamente a la esfera visual de nuestra corteza cerebral”.
Bueno, pues el experimento de Simons y Chabris de perfectamente en el clavo, ya que demuestran que esta ceguera inatencional no es únicamente para estímulos estáticos, sino que también aplica para estímulos dinámicos. Sus resultados sugieren que la probabilidad de notar un objeto inesperado depende en la similitud de ese objeto con los demás objetos a la vista, y en que tan difícil sea la tarea de monitoreo. Ellos también sugieren que no importa que el estímulo inesperado este en proximidad espacial del estímulo atendido, por lo que sugieren que lo que se atiende son los objetos y los eventos, no las posiciones espaciales. Es por esto que te piden que cuentes los pases del equipo blanco, para maximizar la atención a esa categoría de estímulos, mientras tratas de suprimir los pases del equipo negro, que comparten las características visuales con el “fenómeno”.
¿Y que tienen que ver las bicicletas?
Esto podría explicar en parte porque cuando vamos manejando a veces “nos brinca” en nuestra escena visual un objeto diferente. Si vamos manejando por una avenida en la que nos tenemos que estar cuidando de los otros carros, pues entonces nuestra atención está dirigida mayormente a supervisar el estado de esos carros. Tenemos que atender la velocidad del flujo del tránsito, quién rebasa a quién, por dónde pueden y no pueden pasar, hacia donde nos tenemos que dirigir nosotros, etc…, Entonces “de repente” sale un estímulo al cual no está dirigida nuestra atención, y nuestro sentir es que salió de la nada, pero en realidad, ese estímulo que bien podría ser un ciclista o un peatón que ya llevaba media cuadra andada y nomas no lo habíamos percibido.
Es mejor diversificar
Entonces, ya ves que aunque pensemos que cuando manejamos estamos super atentos, pues en realidad podría ser que estamos taaaan atentos a los otros carros, que perdemos de vista otros aspectos. ¿Será posible que esto nos suceda en otras instancias?. Ya lo creo, nomas que voy a esperar hasta el blog de la semana que entra para seguir en el tema….. ni hablar!.