“Cara de gay”
Respecto de la homosexualidad
cualquiera puede encontrarse, cada vez mas, con formas nuevas de nombrarla y
hacerla evidente (tanto en quien es homosexual como en quien no). Estas
expresiones van desde la burla, la ofensa e, incluso, a lo gracioso. Entre mis
amigos cercanos esto ha sido, en ocasiones, tema de charla que termina
arrancando más de una carcajada. Pero mi franca sorpresa la he tenido hace un
par de meses cuando, viendo un capítulo de GLEE (una de mis series favoritas),
me encontré con que Sebastian (Grant Gustin) líder vocal de los Dalton Warblers
le dice a Kurt (Chris Colfer): "[…] Uno
de nosotros tiene cara de gay alocado y no soy yo".
Aquello era, sin duda, una muestra: de la crueldad de Grant Gustin
interpretando el papel de Sebastian y su lucha por “bajarle el novio” a Kurt;
y, por supuesto, de lo gracioso que resulta señalar lo obvio. Quienes siguen la
serie sabrán que la homosexualidad de Kurt Hummel es tan evidente como el hecho
de que uno más uno suma dos, pero ¿cara de gay? ¿Es eso posible?
En este sentido, diversos autores,
entre ellos Ekman (1993) y Macrae & Bodenhausen (2000) han comentado que es
posible extraer cierta información como sexo, edad aproximada, estado
sentimental, categoría social, raza, etc., etc., con tan sólo un rápido vistazo
al rostro. Empero, la novedad se encuentra en lo que Joshua A. Tabak y Vivian
Zayas —entre otros— encontraron. Pues sucede que, de acuerdo a su investigación,
también es posible inferir la orientación sexual a partir de la mera
observación facial y con base en dos mecanismos específicos del procesamiento
cerebral del rostro, a saber, “featural” (de características) y “configural”
(de configuraciones).
Básicamente estos señores hicieron
de Facebook su base de datos para encontrar sujetos que se autodenominaran
homosexual u heterosexual. Tomaron las fotografías de sus perfiles y luego de
editarlas para evitar sesgos culturales, las mostraron a una serie de participantes
durante no más de 50 ms cada fotografía. Los sujetos experimentales debían
observar la fotografía y emitir su juicio consistente en gay o hetero respecto
del sujeto observado.
Los resultados, no menos que el
controversial procedimiento, resultan interesantes pues sucede que con una
confiabilidad de 0.5 los participantes fueron capaces de reconocer la
orientación sexual de los sujetos de observación tanto en hombres como en mujeres
con un 60% de probabilidad de acertar, superando así un reconocimiento por puro
azar. Además, los investigadores encontraron que la orientación sexual, en el
caso de los sujetos femeninos, fue más fácil de enjuiciar y que, por su parte,
había una mayor probabilidad de hacer —lo que ellos
llamaron— un falso reconocimiento en cuanto a
sujetos masculinos. En otras palabras, a los participantes se les facilita
resolver tanto si una mujer como un hombre es hetero o gay, pero tienden a
suponer como gay en mayor medida a un hombre hetero que a una mujer hetero.
Esto nos habla, sin duda, de la posible intervención de la expectativa del rol
cultural de género: es más socialmente aceptado y, por lo tanto, mal enjuiciado
el hecho de que una mujer pueda ser un tanto masculina a diferencia del hecho
de que un hombre pueda ser un tanto femenino.
Pero entonces ¿es posible tener cara de gay?
Para contestar esta cuestión es
necesario puntualizar que esta investigación no fue mera ocurrencia de los
autores, como quien decide crear el hilo negro, sino que se cimienta en cierta
habilidad de la que se dicen poseedoras las personas homosexuales y que
consiste, básicamente, en la capacidad para reconocer a otro sujeto homosexual.
A esto se le ha llamado, coloquialmente, "gaydar". A la fecha esta
supuesta capacidad de reconocimiento había sido —digamos— aceptada
suponiéndose basada en juicios de valor respecto de la apariencia y actitudes
de las personas en comparación a otras y referido a la expectativa cultural existente
sobre el rol de género y que el sujeto debe cumplir.
Estas dos fotografía son idénticas, excepto que una tiene mas contraste que otra. La ilusión es llamada "Illusion of Sex" y fue compuesta por Richard Russel the Harvard University.
Sin embargo, estos autores suponen
y plantean la hipótesis de que dicho reconocimiento va más allá de cualquier
juicio de valor respecto del comportamiento del sujeto, sino que puede
inferirse sólo con la observación del rostro de la persona hetero u homosexual.
En este sentido intervienen los procesos featural y configural refiriéndose a
un reconocimiento del rostro en base a las características del mismo y uno en
base a la estructura y relación de sus partes anatómicas, respectivamente. El
caso es que, incluso cuando se presentaron los rostros invertidos en una
presentación posterior del mismo experimento, (comprometiendo seriamente el
mecanismo configural del procesamiento del rostro) los individuos mantuvieron
la probabilidad de acierto en un 60%, lo que nos hace pensar que dicha
capacidad de “reconocer” a un individuo homosexual de un heterosexual sí es
posible. Aunque decir que tiene “cara de gay” no podamos demostrarlo… aún.
Blog participado por David Loyo.
Hola
ResponderBorraroye, y los sujetos que participaron en el estudio, todos eran heterosexuales?
y qué ocurriría si a las mismas mujeres se les realiza esta tarea en diferentes fases del ciclo menstrual?
o bien, a personas del sexo masculino homosexuales, incluso, bajo efecto de hormonas como estrógenos, es decir, mi pregunta es que si las hormonas o la tendencia sexual influyen en la realización de este tipo de juicios.
Azalea,
ResponderBorrargracias por tu comentario. En realidad discutimos ese artículo en un seminario, y nuestra conclusión es muy laxo en su aproximación experimental. Quedaron demasiadas variables al aire que los autores no explicaron. Sin embargo, David es un ávido seguidor de la literatura de ese tema, por lo que seguramente le daremos seguimiento en este blog.