Cada vez que interactuamos con alguien, aparte
de la comunicación verbal, estamos utilizando nuestro lenguaje corporal y
mayormente nuestras expresiones faciales para enviar mensajes codificados
acerca de cómo nos sentimos con respecto a nuestro ambiente en cada momento. Digamos,
como cuando estas en un parque y un chiquillo te tira sus jícamas con chile en
tus zapatos nuevos haciéndote enojar, pero
justo en ese momento aparece una hermosa mujer diciéndote que lo siente, con lo
que dejas tu enojo a un lado y tratas de hacerte el interesante diciéndole a su
hermanito que no importa y haciendo tu cara de buena gente… hasta que aparece un tipo que resulta es el
marido y trae una cara como de chango al darse cuenta de tus malas intenciones.
Entonces te das cuenta que la chava no era la hermana del niño y no te queda
mas que salir huyendo por tu propia seguridad.
Investigadores en el área sostienen que
la comunicación verbal entre individuos únicamente representa menos del 25% del
total de información que intercambiamos cuando interactuamos en sociedad, lo
que quiere decir que nos comunicamos mas con nuestro lenguaje corporal que con
palabras.
Desde los tiempos de Darwin se ha debatido
acerca de si nuestras expresiones faciales básicas son universales, es decir si
las expresiones faciales son las mismas aquí y en China. Paul Ekman, quien ha dedicado su vida a estudiar
las expresiones faciales, postula que si existen seis emociones faciales
universales, que son Felicidad, Sorpresa, Miedo, Asco, Ira y Tristeza, por lo
que en teoría podías estar seguro que aquí o en china podrías saber si tenias
que correr cuando le vieras la cara al marido de la hermosa mujer en el parque.
Todo esto puede sonar muy lógico ya que al menos en mi caso nunca he tenido
problemas para saber si tengo que correr o no cuando veo un rostro enojado. Sin
embargo, parece ser que en realidad esta universalidad no es tan universal.
Rachel E. Jack y un grupo de investigadores de la universidades de Glasgow y
Fribourg acaban de publicar en el PNAS de este mes un artículo titulado “Facial
expressions of emotion are not culturally universal” o en mexicano “Las
expresiones faciales emotivas no son culturalmente universales”, donde sugieren
que individuos de una cultura no necesariamente podrán identificar las
expresiones emotivas de otra cultura por muy raro que esto nos pueda parecer.
¿Como lo hicieron?
Primero reclutaron 30 sujetos de
alrededor de 22 años y los dividieron en dos grupos 15 caucásicos europeos y 15
asiáticos chinos, siendo la mitad de cada grupo mujeres. Se evaluó mediante un
cuestionario que los sujetos seleccionados tuvieran muy poco conocimiento de la
otra cultura. Antes del experimento estabilizaron la familiaridad con las
categorías de emoción preguntándole a los sujetos sinónimos y descripciones de
cada emoción. Posteriormente les mostraron a los sujetos 4,800 rostros que
incluían las 6 emociones básicas con cinco niveles de intensidades y
distribuidas equitativamente en ambas razas (utilizando imágenes hechas por
computadora que parecían reales), y midieron el tiempo en que cada sujeto se
tardaba en contestar que emoción estaba observando.
Finalmente y después de un exhaustivo
(pero tedioso) análisis, estos investigadores encontraron que los sujetos
occidentales identificaban muy bien las emociones presentadas, mientras que los
orientales tenían dificultades en cuatro de las seis emociones universales. También
comentan que los rasgos a los que los orientales ponían mas atención son los
ojos y la boca, reflejando la cultura popular de los emoticonos donde (^.^) es
feliz y (>.<) es enojado, dejando de lado otros movimientos faciales que
en occidente utilizamos para distinguir entre emociones. Con estos datos, los
investigadores proponen que la percepción de las expresiones faciales en cada
observador esta modulada por su entorno social.
Tomando esto en cuenta la próxima vez que
vaya a dar un paseo por la china y en el parque un chinito me tire sus fideos
en los zapatos y su mamá aparezca con un rostro de “lo siento”, mejor voy a
decir “zao shang Hao” o buenos días, y me largo, para no esperar a que aparezca
el marido, ya que por lo que dicen estos investigadores lo mas seguro es que en
ese entorno yo no sea capaz de saber si el marido esta enojado y me vaya a
terminar sacando a golpes de karate!.
Entrada colaborada por: Carlos Hernández Castillo. Doctorado en Neuroetología. Universidad Veracruzana.