El propósito de tomar decisiones es el poder elegir el curso de acción óptimo a partir de varias opciones posibles. Es decir, si tenemos varias opciones de acción y tenemos que elegir una de ellas, debemos de tener las herramientas para poder elegir la que nos de el mejor resultado. Por ejemplo, si voy a comer a un buen restaurante tengo la opción de decidir si al final como o no un delicioso pastel de tres leches. Entonces tengo varias opciones, pedir un pastel para mi solo, pedirlo para compartirlo con mi acompañante, o de plano no pedir el pastel. Para tomar la decisión optima tendría que evaluar varios factores, como que tan bien ando de peso, que tanto conozco a la persona con quién estoy comiendo en el restaurante, cuanto dinero traigo, que tan buena fama tiene ese restaurante con los postres, o incluso hasta cuanto tiempo tengo para acabar de comer (si tengo que regresar a la oficina, o tengo boletos para ir al cine, etc…).
Bueno, pues en el último número de Nature Neuroscience, Lucantonio, Stalnaker, Shaham, Niv, y Schoenbaum de las Universidades de Maryland y Princeton y del NIDA, acaban de publicar una revisión titulada “The impact of orbitofrontal dysfunction o cocaine addiction”. Bueno, pero y mi introducción, ¿que tiene que ver con este artículo? Pues tiene que ver en el sentido de que en esta revisión los autores analizan la adicción a la cocaína desde la perspectiva de las malas decisiones y pobre juicio que muestran los adictos y su posible relación con el funcionamiento de la corteza orbitofrontal (que es una región de la corteza cerebral que se encuentra en el lóbulo frontal).
Los autores hacen énfasis en la conducta de los adictos que se caracteriza por el uso compulsivo de la droga a pesar de las malas consecuencias que esto tiene. Por ejemplo pueden dejar de hacer actividades importantes para su vida en sociedad por dedicarse a buscar la droga, o pueden perder el control del consumo de la droga a pesar de querer reducirlo, o abolirlo por completo. Según los autores, es posible entonces pensar que los adictos pierden el control del consumo de la droga en parte porque a la hora de tomar decisiones no son capaces de incorporar las consecuencias tan negativas del uso de la droga en su salud o su vida social.
Pero ¿Por qué ocurre esto?, bueno pues los autores proponen que la cocaína induce cambios en el funcionamiento de la corteza orbitofrontal. Esta corteza es crítica en el proceso de toma de decisiones, como lo ejemplifica el caso de Phineas Gage. Este señor era un capataz que trabajaba en la construcción de las vías del ferrocarril en Estados Unidos. Un día mientras aplanaban el terreno para tender mas vías, le explotó una dinamita que mandó volando un palo de metal que le perforó la cara atravesándole el cráneo y seccionando su corteza orbitofrontal. Sorprendentemente Phineas sobrevivió, pero a partir de ese día su conducta era completamente desinhibida, altanera, violenta y brabucona. Es decir a partir de ese día Phineas no fue capaz de evaluar el contexto social, o de evaluar las consecuencias de sus acciones a mediano o a largo plazo. Sus acciones se enfocaban a responder y a satisfacer las necesidades del momento presente.
Queda claro que aunque la alteración de la corteza orbitofrontal pudiera ser un factor en la pobre toma de decisiones en la adicción a la cocaína, pues no es el único factor. De hecho, la intención de los autores no es plantear ese panorama, sino el de recalcar que el problema de la adicción es un problema con muchas aristas que se tienen que ir entendiendo para poder lograr un tratamiento óptimo a este gran problema.
Gracias, por compartir este articulo
ResponderBorrarMuy interesante Juan, gracias por darte el tiempo de comunicar ciencia
ResponderBorrares "decisiones" saludos.
ResponderBorrarGracias por la corrección!
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