En la vida existen ocasiones en las que de plano la regamos y hacemos alguna conducta que termina afectandonos a nosotros, o lastimando a otra persona inmerecidamente. Claro que después de esto nos llega el arrepentimiento y la cruda moral. Este fenómeno es tan común que diversas religiones han ideado diferentes métodos para curarnos dicha cruda. Uno de estos métodos que comparten tanto el cristianismo como el islamismo es el de expiar los pecados a través del dolor. Por ejemplo en la carta apostólica “Salvifici Doloris” el Sumo Pontifice Juan Pablo II comienza “Suplo en mi carne —dice el apóstol Pablo, indicando el valor salvífico del sufrimiento— lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”. Por otro lado, en el islam el profeta Mahoma enseñó: “Cuando el creyente está afligido por el dolor, aun si es por una espina, Dios perdona sus pecados, y sus errores son descartados como el árbol se despoja de sus hojas”.
Bueno, pues para variar nunca falta algún científico que meta sus narices en este tipo de asuntos. Este es el caso de Brock Bastian, que junto con Jolanda Jetten and Fabio Fasoli. De las universidades de Queensland, Exeter y Trento, respectivamente, publicaron el artículo titulado “Cleansing the Soul by Hurting the Flesh : The Guilt-Reducing Effect of Pain”, en enero de este año en la revista Psychological Science.
¿Que hicieron?
En dicho estudio los investigadores le pidieron a un grupo de voluntarios que recordaran alguna ocasión cuando se hubieran comportado de una forma inaceptable, y que evaluaran que tan culpable se sentían de ese hecho (mediante una evaluación de afectividad). Después dividieron a los sujetos en un grupo al que se le pidió que mantuviera una mano en una cubeta con agua helada, y en un grupo al que se le pidió que la mantuviera en una cubeta con agua tibia. También se añadió a un tercer grupo que también se le pidió que mantuviera una mano en la cubeta con agua helada, pero al que no se le aplicó la evaluación de afectividad.
¿Que fué lo que encontraron?
Los resultados fueron bien interesantes. Los participantes del grupo que recordó su mal comportamiento no solo mantuvieron mas tiempo la mano en la cubeta helada, sino que evaluaron cómo mas dolorosa esa acción que el grupo al que no se le pidió que recordara su mala conducta. Y aun mas interesante es que después de la prueba de la cubeta con agua helada, este grupo bajó su sentimiento de culpabilidad significativamente en comparación del grupo que también evaluó su mala conducta, pero que fue sometido a la cubeta con agua tibia.
Los resultados fueron bien interesantes. Los participantes del grupo que recordó su mal comportamiento no solo mantuvieron mas tiempo la mano en la cubeta helada, sino que evaluaron cómo mas dolorosa esa acción que el grupo al que no se le pidió que recordara su mala conducta. Y aun mas interesante es que después de la prueba de la cubeta con agua helada, este grupo bajó su sentimiento de culpabilidad significativamente en comparación del grupo que también evaluó su mala conducta, pero que fue sometido a la cubeta con agua tibia.
Los autores sugieren que la gente parece darle un significado a su dolor, por lo que argumentan que la gente interpreta su dolor en un modelo judicial en el que el dolor es un castigo que sirve para expiar sus culpas. Esto podría significar en ciertas religiones que su alma es purificada de sus pecados anteriores. Yo creo que no comparto esta línea de pensamiento, porque de acuerdo a esto, los masoquistas, o incluso algunos tipos como los del programa jackass serían todos unos santos.. y no, no lo creo.