Finalmente acabó el mundial de futbol. Esto hará probablemente muy feliz a algunos, especialmente a los aficionados que iban por España, otros, los que no gustan del futbol, porque finalmente tendrán un respiro, claro hasta que llegue el próximo torneo.
Acá por mis lares si que hubo muchos felices aunque México no haya sido el ganador. Pero como finalmente por algún equipo nos apegamos, pues nos alegramos si ese equipo gana. De cualquier manera el mundial pareció poner un espíritu más alegrón en varios de mis conocidos. Claro que ahora que se acabó el mundial, pues parece como que dejó un vacio emocional. Eso me trajo a la pregunta de en que podría consistir ese efecto, será que estuvimos más felices durante este mes, o era una pura ilusión.
¿Qué tiene que decir la ciencia a este respecto?
Tratando de entender mejor este problema me encontré con un artículo que me dejó sorprendido. En 1996, en la revista Psychological Science, David Lykken y Auke Tellegen de la Universidad de Minnesota publicaron el artículo titulado “La felicidad es un fenómeno estocástico”, o dicho de otras palabras, la felicidad es un fenómeno del azar, aleatorio, o de pura chance. Estos autores utilizaron una escala que mide el bienestar personal dentro de un cuestionario multidimensional de la personalidad (Well-Being scale of the Multidimensional Personality Questionnaire), y aplicaron la escala a 2,310 individuos que estaban registrados en la base de datos de gemelos del estado de Minnesota en Estados Unidos.
¿Encontraron algo interesante?
Pues sí. Con este cuestionario pudieron evaluar diferentes variables de la vida de los individuos, y de cómo correlacionaban dichas variables con el sentimiento de felicidad del individuo. Por ejemplo, ¿qué tal el billete?, ¿tener más dinero produce estadísticamente gente más feliz? Pues en este estudio se encontró que fuera de la pobreza extrema, en general la condición económica de los individuos ¡solo explica menos del 2% de la felicidad!. Bueno, tonses el billete tal vez no importa tanto, pero que tal el grado académico. Tal vez el tener más estudios si impacta la felicidad. Bueno, pues los resultados de este estudio sugieren que no. El grado académico explica aún menos que el dinero, solo el 1%. Tampoco la ocupación de uno mismo o de la pareja explica más del 2%. Bueno, pues tal vez, como dicen muchos por ahí, el matrimonio si que trae la felicidad (o según otros la infelicidad!). Pues ni uno ni otro, ya que el estado marital explica menos del 1% de la varianza en la felicidad. Ok, dirán algunos. La neta de la felicidad esta en nuestros valores religiosos, o más bien, en nuestro compromiso que aplicamos en la religión que profesemos. Híjole, pues según este estudio, la neta tampoco se encuentra allí, ya que esa variable tampoco explica significativamente la felicidad.
Bueno, si no es el billete, el estudio, la ocupación, el matrimonio, la soltería, la religión, entonces ¿que $&/%@Ç! es?
Todas estas variables no explican más del 3% de la felicidad. Sin embargo, una posible respuesta sugerida por este artículo se desprende de este análisis: En el estudio evaluaron también gemelos monocigóticos (gemelos idénticos) y dicigóticos (gemelos no idénticos). Probaron a estas poblaciones a los 20 y nuevamente a los 30 años de edad. Estas pruebas con 10 años de diferencia sirvieron para comparar si había correlaciones entre el grado de felicidad entre los gemelos de ambos tipos. Bueno, pues la correlación en el tiempo entre la felicidad de los gemelos no idénticos fue de cero (0.7), mientras que este mismo análisis demostró una correlación para los gemelos idénticos del 80% de la correlación en el tiempo (que fue del 50%). Esto les sugirió a los autores que la felicidad duradera que vive cada individuo (la que no depende de que hoy ganó España) está determinada principalmente por la genética. La gran diferencia entre los gemelos idénticos y los no idénticos no se puede explicar por el ambiente familiar o escolar donde crecieron los individuos ya que la mayoría de estos pares lo hicieron en los mismos hogares.
La suerte de la felicidad.
Los conclusiones de los autores son devastadoras: Si las variaciones transitorias de la felicidad son principalmente el resultado de los favores de la fortuna, ya sea que el punto medio de estas variaciones sea determinada por la gran lotería de la genética que ocurre en la concepción, entonces estamos guiados a concluir que las diferencias individuales en la felicidad humana – el cómo se siente uno en un momento y también que tan feliz se siente uno en promedio durante la vida- son principalmente una cuestión de suerte.
Pácatelas!, bueno, que puedo concluir…. Estos autores claramente sugieren que la vara donde ponemos la media de nuestra felicidad cayó donde cayó por pura chance. Tonses eso explicaría porque siempre hay el amargado que aunque gane su equipo siempre anda de jeta, y porque habrá otros que aunque pierda México, siempre andan refelices. Total, como dicen que dijo uno de nuestros grandes próceres… Viva México Señores!