Recientemente me encontré con la grata sorpresa de que uno de los mejores Laboratorios de Neurociencias de México (si no es que del mundo!) acababa de publicar otro artículo en la prestigiada revista "Neuron", por lo que le pedí a uno de los autores, que es mi cuate, que se tomara unos minutos de su apretada agenda y nos explicara con peras y manzanas su descubrimiento. Así es que aquí los dejo con el texto que me mando el Dr. Antonio Zainos. Y tercera llamada.... Comenzamos!
Posponer las decisiones.
A lo largo de nuestra vida, desde que somos pequeños, vamos tomando decisiones que pueden ser desde muy simples (como mover un dedo) o hasta muy complejas (como determinar la mejor estrategia económica de un sexenio, si es que llegamos a ser un gobernante de una ciudad, un estado o una nación).
Tomar una decisión implica un proceso de evaluación, que puede llevar mucho o poco tiempo, y que sirve para seleccionar una conducta en particular entre una serie de posibles alternativas. A pesar de que es una experiencia que los seres humanos y muchos animales realizan cientos de veces al día y que puede ser importante para la sobrevivencia del individuo, se conoce muy poco acerca de sus bases neurobiológicas.
Si reflexionas un poco acerca de la decisión que tomaste para leer estas líneas, te darás cuenta que: 1) elegiste esta lectura entre otras posibles (pudiste haber escogido el periódico deportivo), 2) como consecuencia, realizaste una acción (en este caso estás leyendo) y 3) al finalizar tu lectura, seguramente realizarás una evaluación de ella (valió la pena o era mejor saber cuales son la posibilidades de la selección en el mundial).
Como te habrás dado cuenta, la toma de una decisión es una secuencia temporal de procesos psicológicos. El problema es cómo estudiarlos si queremos entender los mecanismos neurales que los sustentan. Para afrontar este problema, una estrategia que ha resultado exitosa en neurociencias es simplificar, hasta donde sea posible, los estímulos y las condiciones que están asociadas a la toma de una decisión.
El laboratorio.
Con este planteamiento, un grupo de investigación de la UNAM, encabezado por el Dr. Ranulfo Romo, publicó en el número de mayo de la revista NEURON, un artículo que estudia los mecanismos neurales de la decisión perceptual, que se basa en la relación entre la información sensorial pasada y la información sensorial presente. Para ello, los investigadores enseñaron a monos rhesus, una tarea muy sencilla de discriminación de estímulos vibrotáctiles.
La tarea.
Los animales, cómodamente sentados en una silla especial, recibieron en la punta de los dedos de su mano derecha, dos estímulos somestésicos que vibraban a una frecuencia diferente y con su mano izquierda, los monos expresaban su decisión con respecto a las características de los estímulos. La tarea de discriminación comenzaba cuando una punta de metal (similar a la punta de un bolígrafo) conectada a un motor especial, hacia contacto con la piel del dedo; el mono colocaba su otra mano en una palanca especial; después de un periodo de espera, la punta de metal comenzaba a vibrar sobre la piel a un frecuencia determinada (f1) durante 500 milisegundos; posteriormente se detenía y de nuevo se presentaba otro periodo de espera (3 segundos); al finalizar este periodo, de nuevo la punta de metal vibrada, con otra frecuencia (f2) que podía tener un valor menor o mayor a f1, durante 500 milisegundos; al terminar esta vibración, se presentaba de nuevo otro periodo de espera (3 segundos); al terminar éste, la punta de metal dejaba de hacer contacto con la piel del dedo y esto le indicaba al animal, que debía expresar su decisión, levantando su mano libre de la palanca especial y dirigirla hacia un interruptor para apretarlo y obtener unas gotas de jugo como recompensa.
Si lograste llegar hasta aquí en tu lectura, te darás cuenta que esta tarea de discriminación, está formada por varios procesos en una secuencia temporal. El sujeto tenía que identificar la información sensorial de f1 (el valor de la frecuencia) , acordarse de él en el periodo de espera, identificar la información sensorial de f2 (de nuevo el valor de la frecuencia), compararlo con f1, tomar la decisión de si f2 era de mayor o menor valor que f1 y finalmente mantener esta decisión durante el último periodo de espera, hasta que se le indicaba el momento en que podía expresar esta decisión, a través de un acto motor (apretar el interruptor). Una tarea sencilla para estudiar procesos psicológicos complejos!!!
Cuando los animales aprendieron esta tarea, los investigadores tomaron la decisión (bastante elaborada y compleja por cierto!!) de colocar microelectrodos para el registro extracelular, en varias áreas de la corteza cerebral de los monos, con el propósito de identificar los cambios en la actividad neuronal, que pudieran correlacionarse con los procesos de la tarea de discriminación.
Los autores reportan en este trabajo que la corteza somantosensorial primaria (SI) es esencialmente sensorial, ya que las células responden solamente a la presentación de f1 y f2 cuando el animal realiza la tarea o los estímulos se presentan sin relación a ella. Sin embargo, otras áreas corticales que reciben conexiones aferentes de SI responden a algunos aspectos de la información sensorial táctil, sobre la cual se construye la decisión sensorial en esta tarea. Así los autores identificaron poblaciones neuronales en la corteza somatosensorial secundaria (SII), en las cortezas premotoras ventral, medial y dorsal, en la corteza prefrontal y en la corteza motora primaria (MI) que responden a alguna parte de la tarea. Con técnicas estadísticas aplicadas a la tasa de disparo de las neuronas, los autores muestran que en las cortezas premotoras y en la corteza prefrontal la información sensorial del primer estimulo (f1) es identificada y retenida como una memoria de trabajo. Posteriormente, los autores demuestran que la identificación de f2 y la comparación entre f1 y f2, ocurre en SII y en las cortezas motoras frontales incluyendo a MI.
El resultado más sorprendente de este trabajo experimental, es que la información sensorial de f1, de f2 y la evaluación de la diferencia entre f1 y f2 se mantienen en la actividad neuronal de las cortezas ya mencionadas, durante el último periodo de espera, cuando el animal ya tomó su decisión y sólo está atento a la señal que le indica, en que momento debe mover su mano para manifestar su decisión y beber un poco de jugo. Si ya se tomó una decisión, ¿por qué mantenerla en espera? Los autores discuten que si se tiene la oportunidad de posponer una decisión, la información (en este caso sensorial, ya que se utilizó un estimulo táctil) podría ser confirmada, re-evaluada o actualizada, y con ello, conducir a una mejor decisión.
En la vida diaria, las decisiones basadas en la información sensorial pueden ser pospuestas hasta último momento. Seguramente te ha pasado en un restaurante, que a veces te resulta difícil qué ordenar a pesar de que sabes muy bien que hay en el menú, hasta que llega el mesero a preguntarte. Una decisión que se pospone, puede en algunas ocasiones resultar ventajosa, cuando existe mucha incertidumbre en la información sensorial, en cuyo caso, al emplear más tiempo para tomar una decisión, puede incrementar la probabilidad de tomar una decisión correcta.
Y el futbol?
Así que todavía hay tiempo para ganarle a Francia!!! Esperemos que Aguirre tome el tiempo suficiente para decidir cuál es la mejor alineación y los mejores hombres de relevo y no le suceda lo que a Mejía Barón, en el campeonato de Estados Unidos de 1994, en el partido contra Bulgaria, cuando pospuso demasiado tiempo su decisión para hacer los cambios, hasta no llegar a hacerlos!!!
Por cierto, estimado lector ¿valió la pena leer estas líneas?