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lunes, 11 de octubre de 2010

El beneficio social, o de cómo estimular la dopamina sin caer en los excesos personales.

Bueno, pues como lo prometido es deuda en esta ocasión vamos a revisar un artículo de James K. Rilling, David A Gutman, Thorsten R. Zeh, Giuseppe Pagnoni, Gregory S. Berns y Clinton D. Kilts, de la Universidad de Emory, en donde reportan sus estudios sobre las bases neuronales de la cooperación social, y que fue publicado en el año 2002 en la revista Neuron.


En este estudio los autores utilizan una tarea que ha sido ampliamente usada para estudiar la cooperación social. Es una tarea que se llama “The iterated Prioner´s dilema game” o que en español sería algo así como “El juego iterado del dilema del prisionero”. Este problema consiste en lo siguiente: Supongamos que te encuentras detenido, junto con un colega tuyo, bajo la sospecha de haber cometido un crimen. Cada uno está en una sala de interrogación respondiendo a las preguntas de los detectives. Entonces uno de los policías encargado del caso te invita a que impliques a tu socio como el que cometió el crimen. Lo que pase con ustedes dos dependerá de lo que cada uno de ustedes responda a la policía. Si tu socio te traiciona implicándote a ti mientras que tu permaneces callado, entonces tu recibirás una condena muy grande, mientras que él saldrá libre, y viceversa, si tu lo implicas, entonces tu saldrás libre y el recibirá una larga condena. Ahora que, si ambos deciden cooperar entre ustedes y no se implican el uno al otro, entonces ambos recibirán una condena leve. Pero si ambos declaran en contra del otro, entonces recibirán una condena mayor a la de cuando guardaron silencio, pero menor a la que recibiría uno solo cuando el otro salió libre, como en la tabla que muestro a continuación (sacada de: http://www.iterated-prisoners-dilemma.net/).



Esquema de las puntuaciones obtenidas en el problema del dilema del prisionero.

Bueno, pues Rilling y sus colegas aplicaron esta tarea a 36 mujeres mientras obtenían imágenes funcionales mediante la técnica de resonancia magnética funcional. Una vez que obtuvieron las imágenes las analizaron y encontraron que la cooperación mutua estaba asociada a la activación consistente de áreas del cerebro que han sido asociadas al procesamiento de recompensas, como son el núcleo acumbens, el núcleo caudado, las cortezas ventromedial, orbitofrontal y la corteza del cíngulo anterior. Este hallazgo les llevó proponer a estos autores que la activación de esta red de áreas neuronales asociadas a la recompensa, refuerza positivamente el altruismo, dando lugar a una motivación para que los sujetos se resistan a la tentación egoísta de aceptar la oferta del oficial de policía de traicionar a su socio al no corresponder a la actitud de mejor mantener el silencio.


Esquema de las activaciones en dos áreas relacionadas a la cooperación social (núcleo acumbens y estriado anteroventral).

Aunque no me quiero meter en camisa de once varas, tengo que decir que el estudio sugiere que cuando realizas una acción de cooperación social en la que todos salen beneficiados (y no solamente tú) se deja venir el dopaminazo, produciendo un efecto reforzador que finalmente da lugar a un incremento de conductas a favor de la sociedad. Que tal, eh, y yo que pensaba que este circuito de reforzamiento solo servía para favoreces mis más bajas pasiones, como cuando me animo a ir a mi restaurante favorito a comer el bife de lomo que, por desgracia, sale en un ojo de la cara!.


Aquí no me aguante las ganas de poner una foto de la escena de la pelicula “The Matrix”, donde Cypher prefiere su dopaminazo virtual obtenido por comerse un jugoso bistek, a la recompenza social de no traicionar a Morpheus.

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